"Campesinos Postmodernos"
(V) Desde la (agri)cultura preindustrial 
hasta la pos-modernidad en cincuenta años


Don Agapito y su esposa

Desde 2008, una visita a la casa y traspatio de Don Agapito y su familia, es habitual en los cursos de permacultura que organizamos. Hacemos prácticas de elaboración de abonos orgánicos y fermentos, para sus campos de cultivo.

Hay mucho por aprender de los campesinos de tercera edad, pues pasaron toda su vida produciendo alimentos. Conocen bien la bioregión, sus parcelas, los patrones climáticos locales (19 ). Desde una perspectiva de transición y permacultura, mucho se puede rescatar de su experiencia, para integrarla al diseño de sistemas resilientes y de bajo consumo energético. Me refiero también a todo lo relacionado con las habilidades que pueden ser útiles en un mundo con menos energía y recursos, como por ejemplo trabajar con azadón o machete (sin romperse la espalda), cómo “sacrificar” y preparar una gallina, cómo guardar el maíz y frijol, o cómo seleccionar las mejores semillas para el próximo ciclo, por ejemplo.

Don Agapito tiene ya más de 80 años, su historia es un buen ejemplo de cómo ha cambiado la vida en el campo de México. Aprendió de su papa el cultivo del maíz, frijol, calabaza, avena, trigo, y mucho más, cuando desde temprana edad tenía que incorporarse a los trabajos del campo.  A los doce años de edad, aprendió a trabajar con “la yunta”, con la cual labrara sus campos durante más de medio siglo.  

Aprendió desde niño cómo funcionaba la agricultura “preindustrial”, y es una referencia directa para aprender de la vida sencilla, dura a veces, no necesariamente caracterizada por una abundancia material.También hay cosas que podemos aportar, como esto de los biofertilizantes y abonos agroecológicos, y especialmente nuestra mano de obra. 




Hay mucho que aprender. Se recomienda actuar con humildad, algo que la mayoría de los campesinos nos muestran todo el tiempo… ¿Será, que esta actitud se fomenta al trabajar tanto con la tierra, cuya capa fértil, el humus, es la más importante para el crecimiento orgánico de las plantas? Fue Jairo Restrepo quien mencionó, en uno de sus cursos, el origen común de las palabras humushumano y humildad.

Don Agapito y su esposa fueron testigos directos de las transformaciones que sucedieron en nuestra bioregión, como en todo el mundo, durante las últimas décadas.

En relación con la agricultura, la “revolución verde” marcó cambios profundos en la vida del campesino, a partir de los años sesenta; con la promoción masiva de los “paquetes tecnológicos”, fertilizantes sintéticos, semillas mejoradas, agroquímicos y tractores, los productores fueron hechos dependientes de un sistema de insumos, los cuales había que comprar a las corporaciones. 


Por supuesto, al principio impresionaba mucho todo esto. Y parecía funcionar. Las milpas se veían grandes, la producción se disparó, durante unos pocos años. Después comenzaron a aparecer extrañas plagas, para las que había que aplicar fuertes venenos, ofrecidos por las mismas corporaciones que nos venden los demás “polvitos”. Cambió la ecología del lago, por tanto lavado de nutrientes y venenos durante las lluvias del verano. Los quelites estaban desapareciendo de las milpas (y entonces de la alimentación de la gente) por la aplicación de los herbicidas…. A través de los años, se podía observar cómo se incrementaba  la cantidad de fertilizante que se tenía que aplicar, para que el cultivo se diera bien.



La entrada en vigor del TLC, a partir del 1994,  fue el “remate” que se dio a los pequeños agricultores “de subsistencia” en México. Se quitaron los apoyos para el campo, junto con la “liberalización” de los mercados (y precios), lo cual provocó que el pequeño productor se tuviera que enfrentar a la competencia de las grandes corporaciones. El maíz importando (y transgénico) de EEUU, producto de una agricultura industrial a gran escala (y subvencionada por el gobierno estadounidense). El precio de venta del maíz se desplomó, llegó incluso a ser menos que la inversión necesaria para los insumos, que tenía que hacer el productor, si quería seguir con los paquetes tecnológicos que le recomendaban los “ingenieros”. Es interesante observar, como paralelamente se incrementó la migración masiva hacia las grandes ciudades y a los Estados Unidos.

Desde hace algunos años, Don Agapito es entusiasta de una agricultura sin agroquímicos. Cuida su maíz criollo, y ha ganado premios en las ferias de maíz en Pátzcuaro y Morelia. Dice frecuentemente: “Antes nuestras tierras estaban dando cosechas abundantes. Luego aplicamos los químicos y las quemamos. Ahora hay que reparar el daño”. Los ecosistemas y los campos ya no están en el mismo estado que hace cincuenta años. Los suelos están gastados por tanta aplicación de fertilizantes, agroquímicos y maquinaria agresiva, el lago se retiró, y los patrones del tiempo están cambiando. Hay que trabajar duro, e “invertir” en la fertilidad de los suelos, para crear capital natural para las generaciones futuras…

El terreno que rodea su casa, de aproximadamente 1000 metros cuadrados, es un autentico bosque comestible, un hermoso caos productivo, con durazno, manzano, limón, níspero, chayote, chile, jitomate, romero, borraja, cilantro, toronjil, alfalfa, acelga….para nombrar solamente algunas de las especies presentes. 


Siempre hay algo para comer y cosechar. También tiene algunas vacas y una puerca, gallinas, conejos (¡Mucho estiércol para hacer abonos!). Además trabaja, junto con su familia, las más de seis hectáreas de terrenos ejidales que tiene bajo su responsabilidad.

Fuente: tierramor.org